viernes, 26 de octubre de 2012

Adiós a José Blas Vega

Foto: Paco Sánchez

Como bien conoce la afición flamenca, el miércoles a primeras horas de la tarde falleció en Madrid José Blas Vega, a los 70 años de edad. Hace unas horas estuve en el Tanatorio San Isidro de Madrid para acompañar a su mujer (María Teresa) y sus hijos (María José y José Manuel), junto al resto de su familia y amigos.

Su labor en torno al flamenco es prácticamente inabarcable: investigador, conferenciante, escritor, productor, librero... y lo más importante: en cada una de estas facetas alcanzó las más altas cotas que se puedan aspirar.

En una época en la que gran parte de la flamencología se dedicó a discutir sobre el sexo de los ángeles, Pepe se adentró en los vericuetos del cante para intentar comprender mejor este arte que tanto le apasionaba. Desde muy joven trabó amistad con cantaores muy representativos de la época anterior y que le sirvieron para conocer mejor las escuelas, estilos y formas que se practicaban desde mediados del XIX hasta bien entrado el siglo XX (esa Edad de Oro). Pero su labor no se redujo a ser un mero transmisor de testimonios, sino que con espíritu curioso y un instinto depuradísimo, consiguió desentrañar la madeja de cantes mediante conversaciones directas con los artistas. Baste como ejemplo los diálogos que mantuvo con Aurelio en el Atlántico de la capital gaditana y esa manera (tan impropia en cuanto a conocimientos para un veinteañero) de interpelarle con el único objetivo de hallar respuestas a sus inquietudes. 

En cuanto a su labor de escritor, uno de sus muchos logros es que marcó un camino a seguir para todos aquellos investigadores interesados en el despreciado mundo de la biografía. Aunque hubo algún precedente digno de elogio, en Vida y Cante de Don Antonio Chacón (de todos sus libros, su preferido) no nos encontramos una sucesión de anécdotas o sucesos más o menos hilvanados, sino que descubrimos una obra compacta: interpretó al personaje en el contexto de su época, repasó su vida artística, analizó su obra discográfica, adjuntó un corpus fotográfico relevante y para terminar, repasó los juicios emitidos por diferentes personalidades en torno a la figura del biografiado. Parece sencillo, pero no lo es.

Respecto a su labor de productor discográfico al frente de Hispavox, y analizándola con la perspectiva de los años transcurridos, fue muy exitosa, no sólo por la nómina de artistas que pasaron por los estudios, sino por el tipo de producciones que se llevaron a cabo. Desde antologías con afán didáctico (la Magna, la de Matrona...), pasando por los discos de cantaores más o menos emergentes (¡aquellos dos primeros discos de Morente!, Terremoto de Jerez, Gabriel Moreno...) o veteranos (Aurelio, Bernardo, Matrona...) y para terminar por el concepto de grabación desarrollado en el Canta Jerez, cuya fórmula casi perfecta me explicó al detalle a través de los años.

Esta última vertiente tuvo una etapa final en la que rescató (junto al desaparecido Pedro Vaquero y Fernando Casas) numerosas grabaciones de discos de pizarra o 78 rpm en la madrileña casa Sonifolk, con el compromiso de la máxima calidad, reuniendo en pocos años una nómina de artistas impresionante: Antonio Chacón, Manuel Torres, Juanito Mojama, Manuel Escacena, El Cojo de Málaga, Garrido de Jerez, José Cepero, Manuel Vallejo, Ramón Montoya, La Niña de los Peines, etc. Así mismo realizó algunas trabajos en colaboración con El Flamenco Vive, líderes en su género.

Como profesional del libro antiguo, logró establecer un negocio en el barrio de las letras, la Librería del Prado, el cual ha sido durante décadas referente en cuanto a la calidad de su fondo y el profundo conocimiento de la materia. Labor que sin ninguna duda, seguirán desempeñando sus hijos en el futuro con la misma profesionalidad y eficacia que han desarrollado hasta ahora.

Antes de terminar, quiero hablar de su faceta de aficionado. Desde que siendo chaval acudía al Price de la Plaza del Rey desde la vecina calle Pelayo (donde nació) para escuchar a los cantaores del momento, hasta la última vez que acudió a la peña cuya programación dirijo para ver a Canela de San Roque, su trayectoria ha sido irreprochable puesto que siempre cultivó su afición sin dejarse llevar por filias y fobias. Con su gusto particular, supo encontrar los valores propios de cada cantaor... siempre que tuvieran su propia personalidad, algo no tan frecuente como se piensa hoy en día.

Pendiente quedó su obra en torno a Caracol, en la que trabajó intensamente los últimos años. Bromeábamos a veces en torno a la dispersa discografía del genio sevillano, y lo complicado que resultaba ordenarla, así como de la calidad de algunos cantes que le iba proporcionando.


(...) ¡Qué impresionante y emotivo resulta oír a Chacón con su voz natural, y a veces grave, desarrollar esta melodía! Nos fijamos en la impetuosidad con que arrastra los tercios, con una grandeza sin arrebatos pero de gran dificultad (...)

Hasta siempre.

8 comentarios:

  1. (Repito texto en distintos blogs flamencos, con la idea y esperanza de que el Premio de Investigación con su nombre, prospere). Ojalá.

    Acabo de enterarme. Tengo el cuerpo descompuesto, con la desazón que produce no haber efectuado ésa última llamada que, por circunstancias, siempre se pospone. Nos debe quedar a todos su enseñanza metodológica; sus líneas maestras: el ejemplo de su impresionante aparato crítico con que dotaba a todos sus trabajos, apoyado en una copiosa (y a veces rara) bibliografía.

    Con él hubo un antes y un claro después en la investigación flamenca: su valentía en enfrentarse a mitos inamovibles, a doctrinas que en los años sesenta tuvieron mucha credibilidad, a pesar de sus débiles fundamentos. Nos devolvió, valiente, a un Chacón inconmensurable, maestro de maestros, al que injustamente habían relegado a una interesada biografía, entre otras ‘lindezas’, por no ser gitano.

    Hombre culto, cabal, de esquisita caligrafía y enorme bibliófilo, nos deja huérfanos a todos…

    En Andalucía -no sé dónde-, alguna editorial u organismo -no sé cuál o cuáles- deberían (deberíamos) crear un “Premio de Investigación José Blas Vega”, que perpetuase su memoria y le devolviéramos una mínima parte de lo mucho que él hizo por esta tierra y por el arte flamenco.

    Me quedé con las ganas de comprarte (llegado el caso, pescarte) una capacha de herreras, que luego, bien frititas te transportasen a la desaparecida taberna de ‘El Maestrito’, donde tantas risas, vivencias y vino chiclanero compartiste con Aurelio, con los Melu, con el Beni y con toda la camada flamenca de tus fértiles años literarios.

    Mis más sentidas condolencias a su señora e hijos.

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    1. Gracias Javi, me adhiero incondicionalmente a tu propuesta. Un fuerte abrazo.

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  2. José Luis Gálvez Cabrera26 de octubre de 2012, 16:14

    He sentido mucho la desaparición de Blas Vega, se nos ha ido el más importante investigador del flamenco.
    Y era el "más importante", repito, porque ningún otro ha tenido su afición, su tenacidad, su afán por documentar cuestiones flamencas desfigurados frecuentemente por una transmisión oral poco rigurosa o excesivamente cargada de subjetividad, su valentía para desmontar mitos del flamenco que se desvanecían ante su rigurosa e imparcial investigación, su impagable labor de difusión en sus libros y en sus casi innumerables producciones discograficas.
    Podría seguir pero creo que con decir: "José Blas Vega, investigador flamenco", es bastante para el buen aficionado.
    Gran idea la de crear un premio con su nombre.
    Descanse en paz.

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  3. Yo tenía afán por leer todo lo que se publicaba sobre flamenco. Pepe Blas, aún exponiéndose a perder ventas como librero que era, me decía: "Este libro puede que te decepcione, se equivoca en esto o en aquello". Aún así, yo lo compraba, pero ya iba sobre aviso por parte de un sabio en la materia. Adios mi amigo, adios mi librero.

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