martes, 1 de enero de 2013

La mala fortuna de los locales flamencos...

Por unos motivos o por otros, y a pesar de haber gozado de épocas de esplendor, los locales donde se ha desarrollado el flamenco en un ambiente cercano, han padecido todo tipo de calamidades.

Lo mismo se lían a tiros los clientes...

El Día, 17 de enero de 1900

... que se sublevan los vecinos...

El Día, 10 de noviembre de 1900

... o incluso se cuela un toro en el local...

El Imparcial, 15 de enero de 1902

El caso es que al final suele pasar lo de siempre, el cierre:

El Siglo Futuro, 24 de abril de 1882

En la actualidad, lo más grave que le puede suceder a un local no es que los vecinos se rebelen, es tener que lidiar con una afición indolente. El aficionado flamenco en general es vehemente en sus formas, muy dado a golpearse el pecho mientras desgrana su verdades, pero renuente a ampliar/renovar conocimientos  (lo he visto tó)  y por supuesto, a gastarse el dinero, ya sea en libros, discos, peñas... En definitiva, no se implica (con crisis o sin crisis).

En Madrid se han sucedido varios proyectos flamencos muy interesantes, uno de los últimos y más destacados fue el de la Sala Juglar, en la que mi amigo José Luis Gálvez llevó a cabo una programación sobresaliente. A pesar de todos los esfuerzos realizados, al cabo de unos pocos años tuvieron que suspender las actuaciones.

A día de hoy, un grupo de amigos estamos inmersos en un tipo de proyecto que difiere en algunos aspectos del concepto más tradicional de peña flamenca. Los artistas que pasan por su escenario son de primerísimo nivel, se hacen presentaciones de libros y conferencias, se editan grabaciones de lo acontecido... pero aún así, nos hemos acostumbrado a vivir en la incertidumbre por culpa de la escasa implicación del aficionado madrileño.


4 comentarios:

  1. José Luis Gálvez1 de enero de 2013, 15:18

    Carlos, cuando calificas a la afición madrileña de indolente, renuente y de poco implicada creo que te quedas corto, yo añadiría calificativos más fuertes. Si los aficionados madrileños supieran degustar el flamenco de raiz, y no solo el mediático, proyectos como el del Juglar todavía estaría vigente. A los hechos me remito:
    La programación se desarrolló desde octubre de 2002 a enero de 2010 a base de un recital mensual, se hicieron 80 recitales, por cierto ampliamente publicitados y a precios razonables.
    El 78% de los artistas fueron jerezanos, escogidos entre los mas significativo de esa bendita tierra.
    El restante 22% lo constituyeron artistas no menos significativos de tierras cantaoras como Cádiz, Utrera, Málaga, Badajoz, Algeciras, Puerto de Santa María, Chiclana y el mismo Madrid.
    El 13% de los recitales estuvieron protagonizados por cantaoras escogidas de Jerez, Cádiz, Málaga, Utrera y el puerto de Santa María.
    Pues bien, solo en un 50% de los conciertos se cubrieron gastos, en el resto las ganacias fueron muy escasas.
    Creo que al dueño del Juglar, Javier Guerra, la afición madrileña (si fuera agradecida) le debe el reconocimiento de haber mantenido una programación como la descrita durante practicamente 8 años.
    Todavía me parece imposible que en Madrid no hubiera 50 aficionados al mes dispuestos a escuchar cante raiz, sin aditivos espureos.
    Y que conste que esto sigue ocurriendo ahora

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    1. Así es, Gálvez, la afición (que existe), en los últimos tiempos desprecia un tipo de ambiente donde se pueda disfrutar del cante en un clima de proximidad, sin amplificación de sonido y con un contacto directo (y respetuoso) con el artista.

      Con lo que ha sido Madrid...

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  2. José Luis Gálvez1 de enero de 2013, 16:12

    Carlos, permiteme que corrija el parrafo sexto pues no acerté a decir lo que quería, debería haber escrito:
    "Por bien, solo en el 50% de los recitales simplemente se cubrieron gastos, en el resto hubo pérdidas a menudo importantes"
    Gracias

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    1. Bien hecha la aclaración, aunque creo que se entendía en el contexto, más aún los que conocemos el "paño" en Madrid.

      Un abrazo, amigo.

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