Como comentaba en una anterior entrada, González Marín llevaba en su equipaje un excelente repertorio poético. Hoy vamos a escuchar su especial interpretación del Elogio de las soleares de Manuel Machado:
sábado, 20 de abril de 2013
González Marín por soleares
Como comentaba en una anterior entrada, González Marín llevaba en su equipaje un excelente repertorio poético. Hoy vamos a escuchar su especial interpretación del Elogio de las soleares de Manuel Machado:
domingo, 14 de abril de 2013
¿Pastora Imperio a la Secretaría de Turismo?
Tres años después de proclamarse la Segunda República, el significado Antonio de la Villa se mostraba así de entregado tras disfrutar de la actuación de Pastora Imperio en el madrileño Teatro de la Zarzuela:
martes, 9 de abril de 2013
Aprendiendo a besar, con Sarita Montiel
Ayer fallecía Sara Montiel, una de nuestras más grandes estrellas. Así contaban los papeles una de sus primeras intervenciones cinematográficas, junto al galán Fernando Fernán Gómez:
Y así lo recordaba ella en una de sus innumerables entrevistas:
¡Qué mujer!
Y así lo recordaba ella en una de sus innumerables entrevistas:
¡Qué mujer!
jueves, 4 de abril de 2013
Un efímero trío flamenco: Los Crevolina
A día de hoy, el trío flamenco de más éxito ha sido el liderado por Flores el Gaditano, popularmente conocido como Los Gaditanos, con éxitos sonadísimos, entre los que destaca Qué bonita que es mi niña. Aunque su repertorio estuviera formado por zambras, milongas y canciones de diversa naturaleza, también encontramos alegrías, tientos, fandangos, bulerías, tangos... e incluso seguiriyas. Algo lógico dada la extraordinaria afición de Flores, un artista en el más amplio sentido del término.
Pero muchos años antes existió otro trío de características similares, integrado por los guitarristas Javier Molina, José Crévola, y un afamado cantaor de aires andaluces.
A los pocos meses, ese formato devino en dúo flamenco:
Qué sugerente este Tango variado o el Potpourrí de jotas... ¡coreados entre aclamaciones frenéticas!
Pero muchos años antes existió otro trío de características similares, integrado por los guitarristas Javier Molina, José Crévola, y un afamado cantaor de aires andaluces.
A los pocos meses, ese formato devino en dúo flamenco:
Qué sugerente este Tango variado o el Potpourrí de jotas... ¡coreados entre aclamaciones frenéticas!
lunes, 1 de abril de 2013
Es hora de ponerle rostro a Gayarrito
De Sebastián Muñoz Gayarre Chico (o Gayarrito) se conocen pocos datos: una escueta entrada en el DEIF de José Blas Vega y Manuel Ríos Ruiz; un breve capítulo en Las malagueñas y los cantes de su entorno de Jorge Martín Salazar; ciertas referencias sueltas en publicaciones como Candil o Sevilla flamenca; algunos artículos en blogs flamencos como La Gazapera de Manuel Bohórquez o Flamenco de papel de Alberto Rodríguez (1 y 2)... y poco más. Sin embargo, su persona sigue despertando curiosidad entre los aficionados e investigadores, ¿cuáles pueden ser los motivos?
El hecho de que se le atribuya un estilo de malagueña (Se me apareció la muerte) en una época en la que se produjo una ebullición creativa alrededor de este cante (finales del siglo XIX), indica que estamos ante un personaje de cierto peso flamenco. Dicho esto, debe destacarse que su repertorio no se limitó a la malagueña, un repaso al mismo lo corrobora: soleares, seguidillas gitanas, tangos, guajiras, javeras, granadinas, sevillanas, jotas, murcianas, farrucas...
Se añade la circunstancia de que entre 1899 y 1900 llegó a grabar la mayoría de esos cantes en varias tandas con diversas casas fonográficas (Puerto y Novella, Pallás y Compañía...), en los conocidos como cilindros de cera, así como en su única serie en discos de 78 rpm para el sello Gramophone & Typewriter, puestos a la venta en 1906.
A lo anterior se le añade una trayectoria vital azarosa, durante la cual recorre la geografía nacional (ambas Castillas, Madrid, el este peninsular...) cantando en los más diversos escenarios, y de vez en cuando, rindiendo cuentas ante la justicia por culpa de un comportamiento desordenado.
Por todo ello, su enigmática figura demanda una mayor atención por parte de los especialistas e investigadores, lo cual proporcionará más de una sorpresa.
Para finalizar este primer capítulo dedicado al esquivo Gayarrito, escuchemos a uno de los cantaores que con más brillantez interpretó su malagueña, Enrique Morente, artista libre donde los haya:
El hecho de que se le atribuya un estilo de malagueña (Se me apareció la muerte) en una época en la que se produjo una ebullición creativa alrededor de este cante (finales del siglo XIX), indica que estamos ante un personaje de cierto peso flamenco. Dicho esto, debe destacarse que su repertorio no se limitó a la malagueña, un repaso al mismo lo corrobora: soleares, seguidillas gitanas, tangos, guajiras, javeras, granadinas, sevillanas, jotas, murcianas, farrucas...
Se añade la circunstancia de que entre 1899 y 1900 llegó a grabar la mayoría de esos cantes en varias tandas con diversas casas fonográficas (Puerto y Novella, Pallás y Compañía...), en los conocidos como cilindros de cera, así como en su única serie en discos de 78 rpm para el sello Gramophone & Typewriter, puestos a la venta en 1906.
A lo anterior se le añade una trayectoria vital azarosa, durante la cual recorre la geografía nacional (ambas Castillas, Madrid, el este peninsular...) cantando en los más diversos escenarios, y de vez en cuando, rindiendo cuentas ante la justicia por culpa de un comportamiento desordenado.
Por todo ello, su enigmática figura demanda una mayor atención por parte de los especialistas e investigadores, lo cual proporcionará más de una sorpresa.
Para finalizar este primer capítulo dedicado al esquivo Gayarrito, escuchemos a uno de los cantaores que con más brillantez interpretó su malagueña, Enrique Morente, artista libre donde los haya:
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