lunes, 27 de octubre de 2014

La correspondencia de Sabicas

Hoy comienza en Rivas Vaciamadrid el festival "Rivas con Duende", el cual recomiendo por su excelente programación.


Y mañana está prevista la presentación del libro "La correspondencia de Sabicas" de José Manuel Gamboa y Ediciones El Flamenco Vive.


Libro que trae consigo un CD con las primeras grabaciones como solista del genio pamplonés (antes de partir para América), las cuales cedí desinteresadamente, y de las que extraigo esta soleá grabada en 1931 en el sello Parlophon:


jueves, 23 de octubre de 2014

¿Y si La Busdonga hubiera nacido en Santa María o Santiago?

El adagio, tantas veces repetido, de que para cantar se necesitan tres cualidades fundamentales: "voz, voz y voz", se puso en boca de Antonio Chacón, al igual que se ha atribuido a compositores como Verdi o Rossini. Hay quien lo interpreta como que lo que se necesita es un torrente de voz, y nada más lejos de la realidad. A lo que se refiere, y así lo he entendido siempre, es que se precisa un timbre vocal de una rica variedad cromática, un color de voz diferenciado, un registro amplio, con matices, y una técnica depurada, por citar algunas características.


En el flamenco, además, se incorporan una serie de matices y particularidades, gracias a las cuales, voces objetivamente menos privilegiadas, pueden alcanzar cotas artísticas muy elevadas. Me vienen a la cabeza Antonio El Chaqueta o El Borrico, dos cantaores a los que venero.

¿Pero qué sucede cuando se unen unas condiciones vocales sobresalientes con un carácter flamenco de primer rango? Pues que surgen estrellas como La Perla, por ejemplo.

En otros campos musicales, más o menos alejados del flamenco, existen ciertas voces que por su calidad y ciertas inflexiones, automáticamente me hacen cuestionar -absurdamente- cómo hubieran sonado de haber interpretado nuestro género... y lo que es más importante... cómo lo hubieran hecho de haber nacido en un hábitat flamenco en el que el cante fuera el lenguaje común.

Un ejemplo de esto es Obdulia Álvarez La Busdonga, bajo mi criterio, la mejor intérprete de aires asturianos. ¿Se lo imaginan?


lunes, 20 de octubre de 2014

Guiño a los amigos papelistas

Como coleccionista, y sobre todo, como aficionado a la música en general y al flamenco en particular, uno de los momentos más estimulantes es cuando comienzo a ordenar y catalogar una nueva colección de cilindros de fonógrafo. Dependiendo del modelo de caja que se empleaba, algunos cilindros de cera venían recubiertos con una gruesa capa de algodón, algo que los protegía de los golpes, pero que a la larga, y combinado con la humedad, desencadenaría unas consecuencias muy negativas: la presencia de moho.


martes, 14 de octubre de 2014

Errores y omisiones en torno a la discografía de La Niña de los Peines


El estudio y disfrute de la discografía de La Niña de los Peines debería ser fundamental para todo aficionado, y más aún, para los profesionales, tanto por su calidad interpretativa, como por la variedad de cantes, estilos y guitarristas. Un detalle importante, además, es que su obra grabada la llevó a cabo a lo largo de más de cuatro décadas, por lo que a través de ella podemos percibir la evolución de las formas cantaoras: desde la Pastora enérgica y juvenil de sus primeras placas con Ramón Montoya en Zonophone, hasta sus soberbias grabaciones de 1950 en La Voz de su Amo con Melchor de Marchena, plenas de sensibilidad, equilibrio y conocimiento.

Pese a la importancia de su obra, sorprende la cantidad de inexactitudes que se han vertido en numerosos artículos, libros, reediciones discográficas, etc. Sin entrar al detalle de quién y cuándo lo dijo, ya que no está en mi ánimo enmendarle la plana a nadie, dos de las afirmaciones más repetidas han sido que ella inauguró el disco de doble cara y que tiene la discografía más extensa. Pues ni una ni otra. Los discos bifaciales de música flamenca aparecieron bastante antes en sellos como Odeon, Homophon, Homokord, Favorite... en los que grabaron artistas como Paca Aguilera, El Mochuelo, Encarnación La Rubia, el Niño de Triana, Amalio Cuenca o Ginés Sánchez. En cuanto al tamaño de su discografía, hay varias mayores, por poner un par de ejemplos, la de El Mochuelo o Angelillo.

Al hilo de esta cuestión, hay que puntualizar que tampoco es verdad que su discografía original (la que se puso a la venta) conste de 258 registros. En la serie de 1917 para la casa Odeon realizó dos alegrías con Currito de la Jeroma, de las cuales solo una de ellas ha sido contabilizada oficialmente, tanto por su biógrafos, como cuando se editó la "integral" de sus grabaciones. El motivo es sencillo: aunque con distinto código de matriz, apareció con el mismo número de catálogo, de ahí que pasara desapercibido. Éstas son las alegrías oficiales...


En esta versión, difundida bajo el amparo de la Junta de Andalucía en 2004, interpreta las letras "Yo le di un duro al barquero", "Por apellido Rosa" y "Que por tu ventana sale".

Por otro lado, las otras alegrías registradas con Currito de la Jeroma aparecieron en este otro disco. Parece el mismo, pero no lo es...


Como puede advertirse, las letras en este caso son: "Yo le di un duro al barquero", "Que por tu ventana sale" y "A dibujar esa rosa".

¿Que ha sucedido para que este audio de Pastora haya pasado sin pena ni gloria a lo largo de las décadas? Muy fácil: las dos alegrías se prensaron con el mismo número de catálogo (13364) y matriz (SO 1637), la diferencia estaba en que las alegrías que se difundieron eran una segunda toma (SO 1637-2):


... mientras que la que ha permanecido inédita salió a la venta como toma seca, es decir, la primera (SO 1637):


Un detalle menor a primera vista, pero que encierra una interpretación diferente de esta cantaora incomparable, con variación en la letra incluida. Otro ejemplo más de lo complejo que resulta el estudio de la discografía flamenca antigua, si no se cuenta con todas las herramientas necesarias: por un lado, un fondo de grabaciones exhaustivo; por otro, la documentación de las casas discográficas; y finalmente, los conocimientos para interpretar toda esa información.

domingo, 20 de julio de 2014

Carlos Martín Peñalva, anónimo aficionado

Un día como hoy, del año 1984, camino de Almería perdía la vida a lomos de su motocicleta uno de tantos aficionados anónimos, a los 42 años de edad. Se llamaba Carlos Martín Peñalva.


Nacido en 1942, era el hijo único del matrimonio formado por Armando Martín Martín y Pilar Peñalva Pingarrón. Su padre, tras participar en el bando republicano en la Guerra Civil, fundó una fábrica de camas y mobiliario de estructuras metálicas (sillones de peluquería, fundamentalmente), en el barrio de Argüelles. En sus ratos libres, Armando frecuentaba los ambientes flamencos de la capital, tanto en colmaos, bares, tablaos...


... como en las ventas de las afueras, tan características en el Madrid de los años 40, 50 y 60...


El caso es que al joven Carlitos le llamaba el mundo del deporte, y el fútbol por encima de todas cosas. Pasó de jugar en las calles con los chavales del barrio, a equipos de cierta entidad: C.D. San Cristóbal (1957-1958), U.D. Girod (1959-1960), Torrijos (1961-1962)...


... pasando por el Real Madrid C.F. (1962-1963), C.D. San Fermín (1963-1964), Real Ávila (1965-1966), A.R. Aviaco (1968-1969), etc.


Apuntaba maneras como delantero, pero una grave lesión de rodilla le apartó definitivamente de la práctica del fútbol a nivel profesional. Quizás porque su vocación deportiva era irrefrenable, reconvirtió el negocio familiar en una fábrica especializada en aparatos de gimnasia, concretamente de halterofilia, disciplina poco desarrollada a finales de los años 60. La marca Carge suministró su material durante muchos años a innumerables gimnasios y particulares de toda España.


Mientras tanto, la vertiente flamenca de su padre seguía viva. El Madrid flamenco había experimentado ya la sacudida del fenómeno Caracol, a quien le unía una estrecha amistad. Fueron frecuentes las noches en que se le perdía la pista y había que salir en busca del flamenco.


La afición flamenca de Carlos, por el contrario, mucho más reposada, se encaminaba por aquellos artistas jóvenes que pujaban por hacerse un hueco en el escalafón. Entre ellos, José Menese despuntaba por aquellos años, de la mano de Francisco Moreno Galván. El propio pintor tenía un estudio en la calle Andrés Mellado, la misma en la que vivía Carlos con su familia, por lo que comenzó a frecuentar algunas de las tertulias que allí se formaban...


Durante los años 70 y primeros 80, su afición discurrió dentro de unos cauces apacibles: comprando los discos que iban saliendo al mercado (hubo una época en la que se compraban, en serio), y acudiendo de tarde en tarde a algún concierto...

P.S. Tras un año en barbecho, hoy retomo este abandonado blog. Entre otras muchas obligaciones, el Círculo Flamenco de Madrid ha demandado más tiempo del que pensaba.